Debido a la influencia de los inmigrantes que llevaban consigo sus tradiciones culinarias, la comida mexicana se hizo cada vez más popular. El periodista e historiador culinario mexicano Gustavo Arellano afirma que el taco se introdujo en Estados Unidos hace al menos un siglo, principalmente por los refugiados de la Revolución Mexicana. Los tacos, que se ofrecieron por primera vez en diversas formas, fueron uno de los alimentos que los refugiados del sur y centro de México trajeron consigo al llegar a la nación. Está documentado que los tacos llegaron a EE UU a finales del siglo XIX.
El deseo de estos grupos de inmigrantes de preservar sus tradiciones culinarias impulsó el crecimiento de la cocina mexicana en Estados Unidos. Según el libro de Arellano de 2012 Taco USA: How Mexican Food Conquered America, este proceso implicó tanto la conservación de los sabores tradicionales como la adaptación a las preferencias locales, produciendo una gama de comidas con influencias mexicanas que se hicieron muy populares en todo el país.
A pesar de ser descrita con frecuencia como «tradicional» o «auténtica», la cocina mexicana en Estados Unidos ha cambiado significativamente con el paso del tiempo. Las costumbres culinarias de los habitantes del Suroeste fueron el punto de partida, y los inmigrantes mexicanos trajeron la cocina regional, como la birria y la barbacoa. Como resultado de la popularidad de estos platos, el Tex-Mex ganó popularidad y la comida mexicana se incorporó tanto a la comida rápida como a la alta cocina.
Del mismo modo, una mezcla de cocina autóctona, influencias españolas y preferencias estadounidenses influyó en la gastronomía del suroeste de Estados Unidos. Esta combinación produjo sabores regionales distintivos, como los chiles Hatch de Nuevo México, y ayudó a comercializar y popularizar los tamales y el chile enlatados en todo el país.
La cocina mexicana dio dos giros distintos a medida que ganaba popularidad: los auténticos restaurantes mexicanos fundados por inmigrantes y los negocios de comida rápida como Chipotle, que modificaron ingredientes mexicanos para adaptarlos al gusto estadounidense. Estos últimos establecen áreas de identidad cultural y mantienen los sabores tradicionales.
Entre los puntos de inflexión importantes en la historia de la cocina mexicana en Estados Unidos figura la creación de Taco Bell, que popularizó una forma simplificada de la cocina. La comida mexicana, como las fajitas, se ha convertido en un pilar en los hogares estadounidenses gracias a empresarios como William Gebhardt, que también introdujo las recetas mexicanas y el chile en polvo en el mercado estadounidense.
En Estados Unidos, otras cocinas latinas también están ganando popularidad. Con platos como el pollo jerk y los plátanos, los restaurantes caribeños -que representan el 0,8% de todos los restaurantes de EE.UU.- ofrecen el sabor de islas como Cuba, Puerto Rico y Jamaica. La comida cubana, que representa el 0,6% de los restaurantes estadounidenses, entusiasma con platos como sándwiches cubanos y ropa vieja. Con un 0,5%, los restaurantes latinoamericanos sirven arepas y ceviche de países como Brasil, Venezuela y Colombia.